domingo, 6 de mayo de 2018

32 días. 
Han pasado 32 días oficialmente.
Uno más del que prometí esperarte, de hecho.
Uno más deseando encontrarte ahí cada vez que llegaba a casa.
Uno más siendo lo único en mi cabeza.
Un día más del que debí, revisando conversaciones viejas.
Uno más yendo a dormir con una foto tuya en mi pantalla.
Uno más echándote ridículamente de menos.
Uno más dedicando textos y letras de canciones, que nada van a arreglar.
Ni te traerán de vuelta...
Un días más llorando hasta quedarme dormida.
32 días.
Y duele como si acabara de pasar.
Maldita sea, qué cliché estoy sonando. 
Y no deja de ser verdad.
¿Por qué fuiste tan real? ¿Ahora como me deshago de ti?
¿Cómo se supone que te arranco de aquí?

Hoy, por primera vez en 32 días, no he podido recordar tu voz.
He salido corriendo de clases a escucharla.
Me he sentido tan perdida olvidándote, qué barbaridad.
¡¿Qué me has hecho?!
No pude recordar el gesto que ponías y que tanto me encantaba ver.
Y me he asustado...
Asusta el hecho de que mi mente te está haciendo a un lado.
Fuiste lo mejor de este mundo.
Lo eres, y ni siquiera tienes idea...
O fingías no tenerla, no lo sé.
Todo en lo que creía, de ti y de todo el mundo, ya no está.
Te lo llevaste contigo cuando te fuiste.

Y no es culpa tuya
Yo debí saberlo, ¿no?
Debí haber estado preparada.
Porque baby, you're a pro at letting go.
You love it when they come and go.
Así que debí saberlo.
Nunca me molestó ni me dolió tanto ser solo una más...
Hace 32 días eso cambió.
¿Por qué nunca le hago caso a mi intuición?
¿Por qué siempre soy tan ingenua?
Algo he de estar pagando.

El punto es que han pasado 32 días...
32 días esperando algo que nunca iba a llegar. 
Pero elegí creer que sí.
Para que no doliera tanto, supongo.
He hecho muchas cosas estos últimos días, solo para que no duelas más.
Y nada ha servido.
Debes estar disfrutando todo este show del que me has hecho protagonista.
Y está bien, fue muy bueno para ser verdad.

Lo único a lo que me aferro.
Lo único que me ha permitido mantener mi dignidad a raya es eso.
Saber que tú quisiste esto, así. 
Justo como estamos, justo como estoy.

Y quiero que sepas que voy a buscarte en todas partes.
En cada canción, en cada día soleado, que sé que odias.
Voy a buscarte en cada persona que se me ponga en frente.
Y te voy a encontrar.
Porque uno siempre cambia al amor de su vida, o por otro amor o por otra vida.
Tú ya lo hiciste.
Y yo lo estoy haciendo tan a la fuerza.
Porque estaba tan dispuesta a todo, chingada madre.

Lo tenía todo planeado.
Un hogar y una familia y una vida entera, feliz y plena.
Una carrera, íbamos a ser los mejores.
Los perros y los hijos que nunca íbamos a tener, porque los odias. 
Contigo.
Pleno siglo 21, caray...
Lo quería todo contigo, y solo contigo.
Pero ya no estás, y no vas a volver.
32 razones tengo para sustentar esa idea.

No puedo seguir teniéndote aquí, no puedo seguir amando a alguien que está sin estar.
Es injusto, duele.
Es por eso y solo por eso que no esperaré 33 días, o 34.
Porque me duele demasiado, y no puedo seguir así.
Ya se nos va dar.
Con alguien, en algún lugar de allá afuera, en el momento indicado...
Ya se nos va a dar. O puede que no.
Da igual.
Dije que te encontraría y te voy a encontrar.
Con cuanta persona se me cruce en el camino, lo voy a intentar.
Solo para sacarte de mi cabeza con el próximo dolor que sé que me van a causar.
Porque cómo siempre he dicho:
El dolor es inevitable, pero tú eliges quien te lo hace.

Yo te elegí a ti, ¿sabes?
Te amé con todo, todo mi corazón.
Cada día desde ese 9 de Marzo. 
Incluso hasta hoy.
Pero ya no puedo más.
El dolor en mi pecho me tiene agotada de tanto esperar.

Perdón por no ser suficiente para que te quedaras.
Lamento todo, realmente.
Y por favor... no le hagas esperar a nadie más, nunca, estos 32 días.

Gracias, media luna.
06/05/2018
4:26 a.m.



jueves, 25 de junio de 2015

La gente cree que lo controla todo, pero se equivoca. Son los árboles los que poseen el control.
¿Saben lo que quiero? Quiero coger a mi hermana de la mano y echar a correr hacia atrás en el tiempo, dejando que el aire nos arranque los años como un abrigo que se suelta despreocupadamente, llevándose todo mi dolor, haciéndome pensar que todo estará bien.  
Eso es lo que quiero. Y las cosas nunca salen como uno quiere. 

Yo voy. 
Voy porque estoy viva, pero morí ya mil veces. Y mil veces intenté despertar soñando que había soñado. 
Morí con Micaela, que a los 11 años se convirtió en cenizas, y comprendió, a los porrazos, que lo del Ave Fénix es un cuento que no le responde a las pobres, a las indefensas, a las nadie. Morí con Ángeles, que se dio por vencida en su última clase de educación física, y le quedaron pendientes las fiestas de quince. Le hicieron pensar a la fuerza en basura. Acuné a Valeria la noche en que su madre, Paola, se deshacía de un montón de mierda: ella misma. Morí ese día. Morí mil días. Conocí el fondo del mar, asfixiada en la misma bolsa en la que estaba Gabriela que, por pobre y puta, mereció su destino. Morí también con Melisa, con quien alguna vez compartí secretos. Su pequeña Nicole no va a saber nunca cuánto la amó. Todavía respiro del mismo gas que las durmió para siempre. Se me estruja el pecho con toda la tierra que me tiró encima el novio de Catherine, y también el de Chiara. La pesadilla es eterna, y en las imágenes aparece Lola, a quien le entumecieron las alas, antes de que pudiera aprender a volar. 
Las nombro para que no terminen de irse; porque la memoria es un bicho que nos pica a pocos. Los hipócritas prefieren quedarse ahí, justificando lo injustificable, esquivando la mirada de los que cuestionan. Por eso voy. Porque estoy cansada de todo lo que muere y vuelve a morir. Porque me harté del escupitajo ajeno, del dedo que señala, del tipo que es incapaz de respetar a la madre, a la abuela, a la hermana, a la esposa, o a la hija. Me harté del puño cerrado que siento en mi cara cuando muero con ellas. Porque cada vez que una se va, el útero se me esconde y se me hace chiquito en algún lugar de las entrañas. E imagino que yo los parí y me avergüenza que hayan crecido dentro mío, porque soy mujer; porque soy todas.

domingo, 14 de junio de 2015

¿Cuándo dejaré de llorar?
He buscado motivos para olvidarte y aunque los haya encontrado, no me ayudan.

Quiero dejar de pensarte o pensarnos, pero es difícil. 
Me gustaría que me ayudaras en esto, pero no estás.

Tú tenías la respuesta a todas mis dudas y créeme que ahora tengo muchas.
Y a pesar de que sé que no volverás, yo sigo aquí, con la esperanza de que alguno de estos días despertaré con un mensaje tuyo.

Aún sigo creyendo en ti.
Y sigo llorando, con la duda de si le lloro a nuestros recuerdos o a tu persona, aunque creo que la respuesta ya la sé, solo que quiero seguir creyendo en ti,

En alguien que está sin estar.